Historia
Desde la antigüedad, por usos y costumbres, esta técnica es practicada por mujeres. Las tejedoras de San Juan adquirieron gran popularidad en el mercado urbano a partir de los años 1960, cuando la disponibilidad de hilos de algodón mercerizado coincidió con un aprecio creciente por los diseños indígenas en colores altamente saturados. Originalmente, se utilizaban hilos hechos y teñidos por algodón cosechado en la comunidad, actualmente algunas piezas exclusivas contienen este tipo de hilo; de igual forma los intentes naturales continúan siendo un ícono de exclusividad en los lienzos.
Hoy en día, la comunidad mixteca de San Juan Colorado, ubicada en la costa de Oaxaca, es una de las poblaciones mexicanas que elabora más piezas tejidas en telar de cintura.
Proceso
Ideación
Imaginan las historias que plasmarán en la tela, seleccionando así los colores e hilos necesarios.
Preparación de telar
Hilo por hilo se ordena hasta crear una urdimbre con la cantidad exacta de hilos para lograr el diseño y tamaño deseado. El ancho está limitado a la “cintura” de las y los artesanos, el largo no tiene limitante.
Armado
Se atan los extremos de la urdimbre a dos maderas que darán soporte al tejido. El extremo superior de los hilos se sujeta a un punto fijo, puede ser un árbol, mientras que el inferior se sostiene con una faja a la cintura de la o el artesano.
Tejido
Entrelazar hilos en dos capas simultáneamente, urdimbre (hilos verticales) y trama (hilos horizontales), uno por uno se van contando, separando y tramando, demandando un cálculo matemático contínuo para crear patrones que representen su iconografía ancestral.
Corte y confección
El lienzo se confecciona en un huipil, el proceso de confección es 100% manual.
La elaboración de un huipil puede tomar más de un año de trabajo (dependiendo de sus dimensiones, la complejidad y cantidad de brocado).