Historia
En la década de 1930, gracias a la obra del artista cartonero Pedro Linares, se consolidó la producción de alebrijes como una de las expresiones icónicas de la cultura mexicana. Se dice que el artista cayó enfermo y, en un sueño profundo por la fiebre, soñó que se encontraba en un bosque lleno de ruidos extraños, provenientes de criaturas extraordinarias que solo repetían una palabra: “Alebrije”.
Fueron las y los artesanos de distintas partes de México los que emplearon su conocimiento en continuar con la inigualable expresión con distintas técnicas y diseños. San Martín Tilcajete, Oaxaca reluce por sus maestros artesanos y los Alebrijes elaborados por los mismos.
Proceso
Curado de la pieza:
Se retira la corteza para que las y los artesanos mezclen diversos componentes que protegen la madera de la humedad.
Tallado:
Las y los artesanos realizan el tallado con herramientas manuales para asegurar el acabado y detalles.
Pintado:
De la imaginación de las y los artesanos, pintan a mano alzada cada una de las figuras, cada trazo tiene un significado.
La elaboración de cada obra puede tomar más de medio año de trabajo (dependiendo de sus dimensiones y detalles)